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Panorama y Perspectiva

Estabilización y leve baja de valores. ¿Una ventana de oportunidad?

El mercado de la tierra

Tras un ascenso casi permanente durante una década, el año 2015 puede marcar una estabilización o una reducción leve en el precio de la tierra motivada en la baja global del precio de las materias primas, de la que la producción agropecuaria uruguaya no escapa y en menor medida de la depreciación de la moneda uruguaya frente al dólar que amortigua la baja cuando es expresada en la moneda local.

La baja en el precio de los granos y lácteos es un factor que tiene mucho peso sobre el agro uruguayo en 2015 y que se mantendrá en 2016 y está llevando a un ajuste. Por una parte eso se percibe en el precio de los arrendamientos cuyo ajuste se ve venir. No llegó a expresarse en los datos oficiales de 2014 pero que está llevando a una generalizada renegociación de los contratos en el invierno de 2015, cuando se está decidiendo la siembra más importante en área de Uruguay, la de los cultivos de verano.

De acuerdo a las cifras oficiales, el precio de la tierra continuó en ascenso durante 2014, tanto para compra venta como para alquiler. Esto ocurrió en el marco de una operativa más selectiva y por menos hectáreas que el año anterior.

El precio de la tierra mantuvo en 2014 la tendencia ascendente en dólares. Logró un ascenso de 12% en el precio promedio de las operaciones registradas que puede considerarse destacable en un año de caída tan fuerte en el precio internacional de los productos agrícolas. La menor cantidad de hectáreas puede ser otro factor para que las estadísticas oficiales registren una suba mayor a la que percibe el mercado. Sin embargo, la tendencia fue similar en el mercado de arrendamientos.

El precio de la tierra tuvo en 2014 un precio promedio de US$ 3.934 que se desglosa entre un precio promedio en el primer semestre de US$ 3.521 y uno en el segundo semestre de US$ 4.366. Es el más alto de la serie y salvo que haya una operativa muy fuerte con tierras agrícolas, entendemos difícil que se dé en 2015 y 2016 un precio superior. Por el contrario, entendemos que estos dos años (2015 y 2016) pueden ser de oportunidad para comprar tierras a precios a los de 2014.

La operativa fue bastante más reducida, aproximadamente la mitad del año anterior y la más baja en 15 años. Se comercializaron 178 mil hectáreas frente a 371 mil del año anterior. Entre 2003 y 2007 cambiaron de manos más de 600 mil hectáreas por año. Ahora se trata de un mercado mucho más selectivo.

Las tierras de más calidad, agrícolas bien ubicadas se mantuvieron en el eje de los US$ 10.000 por hectárea.

Soriano uno de los departamentos agrícolas por excelencia de Uruguay en el oeste del país, fue el departamento con mayor precio promedio por hectárea. La hectárea en Soriano promedió US$ 6.697.
Los campos ganaderos suelen ubicarse en un rango de entre US$ 3.000 y US$ 4.000. Pero incluso en departamentos ganaderos como Tacuarembó el precio promedio fue de apenas US$ 2.200 lo que muestra que allí pudieron aparecer oportunidades interesantes.

Departamentos como Maldonado y Rocha que incluyen zonas con atractivo turístico con zonas rurales de precios accesibles se ubicaron cerca del promedio nacional con US$ 4.671 y US$ 3.716 por hectárea respectivamente.

Aunque puede sorprender una suba de precios para la tierra en el año pasado coincidiendo con el ajuste de las materias primas, especialmente en el segundo semestre, el precio de los arrendamientos acompañó la tendencia.

El precio promedio de las tierras arrendadas también fue récord y tuvo un aumento similar al de la tierra, de 11% respecto al año anterior.

Uruguay ha logrado un posicionamiento agroexportador que parece muy sólido y que atravesará este ciclo de baja que entendemos empezará a revertirse en 2017.

Entendemos que no se darán bajas significativas de precios en la tierra, porque Uruguay mantendrá el grado de inversión, la estabilidad en las reglas de juego y una apuesta consistente a las exportaciones pero que puede generar oportunidades de productores desencantados con la baja de precios de sus productos.

La lógica agrícola entra en una etapa de cautela frente a nuevos desafíos

Agricultura

Tras la mayor expansión de toda su historia, la agricultura uruguaya enfrenta un momento más desafiante de este siglo y bajará la superficie sembrada con algunos de sus cultivos principales en 2015 y 2016 generando oportunidades de inversión.

Dada la transparencia con que la agricultura uruguaya traslada los precios internacionales a los agricultores, las bajas que se han dado en soja, maíz y trigo en las pizarras de Chicago se han sentido claramente en Uruguay ya desde el segundo semestre de 2014.

En el caso de los cultivos que están sembrados en este invierno, los productores han sido muy cautos a la hora de plantar trigo. Por un lado el mercado internacional no permite esperar más de US$ 190. Pero más importante que eso, los agricultores uruguayos han aprendido que los años Niño, son muy lluviosos y eso afecta a la productividad. De esa forma el calentamiento del Océano Pacífico ha llamado a la cautela en este año.

Finalmente la situación de escasez de lluvias que paradojalmente se está dando en el primer semestre de 2015 –en contraste con el pronóstico de lluvias por venir- dejó una parte de la superficie sin poder emerger.

En trigo el área caerá de unas 400 mil hectáreas el año pasado a unas 250 mil en este año. El saldo exportable será escaso, lo que le dará sostén al precio de los trigos de buena calidad destinados al mercado interno.

Luego vendrá la siembra de cultivos de verano, soja y maíz mayoritariamente y sorgo principalmente para los sistemas mixtos agrícola ganaderos.

En soja Uruguay viene de dos siembras récord en área, 1,4 millones de hectáreas. La primera muy exitosa en precio y rendimiento, la última, cosechada en 2015 debió sortear una sequía a partir de febrero hasta la cosecha y una baja de precios importante.

Por lo anterior, esperamos una baja en el área sojera en la zona centro y este del país de unas 200 mil hectáreas, de 1,4 a 1,2 millones de hectáreas.

Básicamente se mantendrá la superficie sembrada con soja de "de primera" sobre octubre. Y se reducirá el área sembrada "de segunda" a posteriori de un cultivo de invierno.

Los productores uruguayos pasaron de cobrar en torno a US$ 500 por la tonelada de soja a recibir unos US$ 330. De modo que algunas tierras marginales por escaso potencial o flete largo quedan en parte al menos para pasturas.

En el caso del área de maíz también se espera una leve baja en la superficie sembrada aunque la perspectiva de una primavera lluviosa a través de la llegada de El Niño, puede amortiguar el efecto precio.

La baja en el precio del maíz es una oportunidad para potenciar la ganadería y para sostener a un sector lechero que también está afectado por la sequía.

El sorgo persiste como un cultivo muchas veces subestimado pero de gran importancia como bisagra entre la ganadería y la agricultura.

Las hectáreas que dejará la agricultura tanto en invierno como en verano pueden ser una buena oportunidad para ingresar a un mercado que ha sido más reducido en la cantidad de hectáreas comercializadas en 2014.

Uruguay ha logrado sostener una producción estable en la agricultura de verano a pesar de atravesar una sequía a partir de febrero que todavía se mantiene a mitad de 2015. Los cultivos sembrados temprano (setiembre a noviembre) lograron un rendimiento aceptable.

Los sembrados en sistema de doble cultivo a continuación de la cosecha de trigo y cebada tuvieron un rendimiento menor por la sequía.

La agricultura arrocera también enfrenta una situación difícil que generará oportunidades en el mercado de tierras.

Uruguay tiene en Iraq a su principal comprador del grano y anteriormente tenía en Irán a su principal destino. Por primera vez se enfrenta a dificultades en ambos mercados. En Iraq el avance del Estado Islámico ha impactado mermando las compras que el país ha hecho, las que además se han concentrado en EEUU. En Irán se espera que el levantamiento de las sanciones para retomar las exportaciones.

Uruguay tiene una de las producciones de arroz más competitivas del mundo por rendimiento logrado y por su capacidad de diferenciar su producción. Una vez que se normalicen las exportaciones a Medio Oriente el sector recuperará la pujanza que ha mantenido durante décadas. Como en otros sectores, esperamos que 2015 y 2016 sean los años más difíciles y el que genere la salida de algunos agricultores de la actividad. Es posible que el 2016 empiece a mostrar una recuperación del precio del arroz que será un anticipo de lo que pasará en los demás granos.

La flexibilidad de los sistemas productivos uruguayos por su interacción con la ganadería será clave para todos los sistemas agrícolas la herramienta clave para cruzar estos dos años difíciles.

Más allá de las turbulencias que enfrentan los agricultores en todo el mundo, Uruguay se convirtió en un país exportador de granos y esa nueva lógica que ya tiene más de diez años no se detendrá. Apenas hará una pausa en 2015 y 2016 para retomar el crecimiento posteriormente.

Como márgenes de referencia ubicamos un costo de soja de US$ 600 por hectárea, con un precio de US$ 340 por tonelada y un rendimiento de 2,5 toneladas, genera un ingreso bruto de US$ 850 y un ingreso neto (antes del pago de la renta) de US$ 250.

Debe considerarse también el costo por fletes, que habitualmente se sitúa en el entorno de US$ 30 por tonelada con un transporte de 200 a 300 km a puerto (Nueva Palmira o Montevideo).

El refugio de estabilidad

El mercado ganadero

El sector ganadero uruguayo se viene consolidando como el gran refugio de estabilidad de la economía y aún atravesando una situación de sequía en el sur del país, seguirá en tal condición en los próximos años.

La población de vacunos de Uruguay se ha estabilizado en 12 millones. Es la mayor de la historia uruguaya. Y vale recordar que este pequeño país que es casi completamente una pradera es el que tiene mayor cantidad de vacunos por habitante del mundo. Cuatro vacunos por persona. El conjunto de trazabilidad, no uso de hormonas, genética británica, alimentación pastoril logran un conjunto de cualidades que permiten a la carne mantener un precio muy estable.

De este modo el ajuste en el precio del ganado ha sido mucho menor que en agricultura y ha sido prácticamente compensado por la suba del dólar.

Así como el stock permanece estabilizado o en un crecimiento muy leve, también la faena de vacunos en Uruguay se mantiene muy estable en el entorno de 2,1 millones de vacunos por año.
En 2015 como en 2014 viene siendo importante también la exportación de ganado en pie, que suma unos 200 a 300 mil animales por año y da estabilidad al precio de algunas categorías clave como el ternero y el novillo joven, de uno a dos años. Egipto y Turquía son los principales compradores de ganado en pie.

Pero el gran factor estabilizador en el precio del ganado uruguayo es el precio de exportación, que ha mejorado mucho en los últimos años y se ha estabilizado ayudado por una gran diversidad de mercados que la carne uruguaya dispone.

En este 2015 China ha emergido como el principal comprador por primera vez. Supera así a compradores habitualmente preponderantes como la Unión Europea, EEUU, Rusia.

Uruguay tiene acceso a todos los mercados del mundo con excepción de Japón, que podría habilitar a la carne uruguaya en el segundo semestre del año.

Los precios del ganado tienen una lógica más estable porque el producto uruguayo ha logrado un buen nivel de reconocimiento.

El precio del novillo a mediados de 2015 no guarda diferencias significativas respecto al precio en dólares que tenía un año atrás, en torno de los US$ 3,30 por kilo de carcasa.

Aunque los márgenes de la actividad ganadera son relativamente ajustados, se mantienen como una actividad atractiva con resultados que no son deslumbrantes pero son muy estables. Tanto la carne vacuna como ovina de Uruguay tienen una demanda creciente.

Si El Niño se manifiesta con una primavera lluviosa, la ganadería mantendrá una producción de 2,8 a 2,9 millones de terneros por año que finalmente deberán trasladarse en un aumento en la faena y exportación.

Los precios deben mantenerse estables entre los US$ 3,20 y US$ 3,60 durante la zafra (otoño) cuando sale la mayor cantidad de ganado y la poszafra (setiembre) cuando es la menor oferta anual.

En los márgenes de la ganadería también se ve una situación estable. Habitualmente se manejan márgenes levemente superiores a US$ 100 por hectárea, con una facturación de US$ 270 a US$ 300 por hectárea y un costo de US$ 160 a US$ 190, en establecimientos de 1.000 a 3.000 ha con potencial medio.

Estos indicadores son pasibles de mejora a través de intensificación con pasturas, engorde de ovinos y producción de semillas forrajeras.

Dinamismo, estabilidad y diversificación

Sector forestal

El sector forestal ha permitido que las exportaciones y la economía uruguaya mantengan un crecimiento bastante superior al de los países vecinos en el comienzo de 2015 y se mantendrán como un factor de dinamismo.

Para los productores ganaderos uruguayos la posibilidad de forestar permite generar un ingreso fijo y una diversificación de rubros interesantes. Con el comienzo de la operativa de la segunda gran fábrica de celulosa de Uruguay (Montes del Plata) que se suma a la finlandesa UPM, la demanda por madera es muy alta y los números del sector mantienen su crecimiento.

Por otra parte, la dinamización de la economía de EEUU permite que la demanda por madera para aserrar también sea interesante.

En el balance, el sector forestal uruguayo sostiene un crecimiento de aproximadamente 30% este año que en parte es transitorio, ya que se compara con un período en el que todavía no operaba Montes del Plata. Pero por otra parte, por la maduración de los montes se puede esperar que siga creciendo. Y en términos de la lógica microeconómica, para las empresas ganaderas, la forestación es una actividad complementaria que se ve consolidada año tras año.

De modo que en 2016 ganadería y forestación seguirán su marcha sin grandes problemas, mientras que la lechería, el arroz y la agricultura en general tendrán que ser muy eficientes para soportar la doble adversidad de clima y mercados.

En particular la compra de campo para forestar y arrendar o vender la madera parece ser de los negocios que combinan rentabilidad con bajo riesgo. El desempaño de las exportaciones de la madera.

FUENTE: CONSULTORA BLASINA Y ASOC
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